Uno de los aspectos más difíciles de cuidar a un cachorro es intentar determinar si su comportamiento es normal (rascarse, lloriquear, quejarse) o si tenés que llevarlo al veterinario. Por desgracia, esto es algo que tendrás que aprender de tu perro nuevo. Pero, en cualquier caso, es importante asegurarte de que hayas elegido un buen veterinario.

Cómo encontrar un veterinario para tu cachorro

Buscar un proveedor de atención médica para tu cachorro no es diferente a buscar cualquier otro médico de familia. Es fundamental que encuentres un veterinario que no solo sea un experto, sino también alguien con quien te sientas cómodo. A la hora de elegir un veterinario que controle la salud de tu cachorro, tendrás que investigar mucho y tener en cuenta lo siguiente:

  • ¿El veterinario tiene buena reputación? Preguntale a tus amigos y familiares sobre sus experiencias. Además, podés llamar a la sociedad protectora local para ver a quién recomiendan. Al fin y al cabo, al asistir a muchos animales, podrán orientarte acerca de los profesionales más compasivos y con buena reputación.
  • Investigá si el médico está especializado en alguna área. Por ejemplo, algunos pueden trabajar solo con perros o tener conocimientos específicos relativos a los Golden Retriever y los malestares comunes de esa raza.
  • Investigá dónde se encuentra la clínica. La comodidad es importante, y cuanto más fácil sea llevar a tu mascota al consultorio, más fácil será tratar los problemas médicos a tiempo.

Una vez que encuentres un pofesional con el que te sientas cómodo, visitá el consultorio para una entrevista personal. Vas a querer conocer su filosofía sobre la crianza de los cachorros y hablar sobre otros asuntos particulares de tus circunstancias.

La primera consulta al veterinario de tu cachorro

Te recomendamos que lleves a tu mascota al veterinario durante los tres primeros días que esté en casa para asegurarte de que se encuentre en buen estado de salud. Esta consulta, probablemente, incluirá lo siguiente:

  • Un control externo que incluye el examen del pelaje, los músculos, los huesos, los ojos, las orejas y la boca del cachorro.
  • Un análisis fecal para verificar si hay parásitos internos.
  • Un periodo de preguntas y respuestas y la planificación de las vacunas.